lunes, 4 de agosto de 2008

El significado de aprender debe por lo tanto ser visto como una asimilación activa. Aprender de tal modo que, en la última etapa de educación básica, en la enseñanzamedia, los jóvenes tengan un desempeño eficiente o satisfactorio a la hora de leer un libro o de escribir un texto para concursos o pruebas de universidad. Sin una memoria de largo plazo es difícil el acceso al léxico a la hora de escribir un texto o de hacer lecturas. Leer para aprender empieza por una lectura comprensiva de una obra literaria, como los clásicos de la literatura brasileña (Machado de Assis, Aluisio Azevedo, Ráchale de Queiroz y otros), y no se limitan a responder sólo los formularios de lecturas anexas en el libro.
Leer, pues, es concluir ideas y construir, atribuir sentidos, significados plurales a lo leído, de modo que aplique informaciones y conocimientos adquiridos en la vida universitaria y personal.
Una obra como O Cortiço, de Aluisio Azevedo, no podrá ser traducida sólo como descripcióndel cuadro social del Rio de Janeiro de finales del siglo XIX, sino como una crítica del autor naturalista a la forma predatoria con la cual Portugal dominó el país en el período colonial.
La escuelainsiste en cuestiones generales como "¿qué modalidad tiene esta obra?", "¿a qué escuela pertenece el actor X o Y?", "¿quién es el personaje?". De esa manera la escuela funciona como un cementerio oficial de lectores hábiles. Algunos profesores, en esos cementerios lectores, no funcionan como facilitadores y estimuladores del aprendizaje eficaz, sino como verdaderos lavadores de cerebros de la lectura.
Muchas veces las preocupaciones de los padres con la funciónlectora de los hijos son aparentemente pequeñas. Algunos padres ciertamente exageran en las expectativas de sus hijos en lo que se refiere a escriturao lectura, pero la falta de confianza para el padre es un buen indicio de lo que realmente puede estar ocurriendo en la formación lectoescritora de su hijo. La sociedad escogió a la escuela, entre las institucionessociales, para trabajar con la lectura y la escritura de nuestros hijos. Ocurre que muchos niños con dificultades lectoescritoras, especialmente la falta de habilidad lectora, no llegan a una comprensión significativa del tema de la obra. A los padres y profesores les gustaría que ellos, sus hijos lectores, llegasen después de una lectura de una obra a la comprensión de las palabras y de su mecanismo de funcionamiento.
Un mal lector en enseñanza media puede ser generado en el período de la enseñanza básica. Por ejemplo, algunos alumnos con dificultades específicas de lectoescritura al final del primer ciclo de enseñanza básica hacen cambio de fonemas y grafemas como t/d, f/v, b/p, principalmente.
¿Qué hacer si la dificultad de los educandos está en la palabra, en la enseñanza gráfica y no en el texto como un todo? ¿Alguien que tenga dificultad en comprender una palabra tendrá algún chance concreto de comprender bien una frase? ¿Habrá sido eficiente la educación infantil o la clase de alfabetización, en cuanto al desarrollocognitivo y lector de los niños, en la preparación para la lectura inicial o intermedia?
Muchos padres, sin una respuesta eficaz de la escuela, buscan, fuera del ambienteque ella proporciona, profesionales como fonoaudiólogos, pediatras, neurologistas y psicopedagogos en busca de la superación del problema. Muchos profesionales, por su parte, actúan, prontamente, en la preeducación del lenguaje verbal, sugieren caminos, pero las dificultades de lectoescritura son especificas de la lectura y de la escritura.
Los que se aventuran a comprender y a intervenir, profesionalmente, en la terapia de las habilidades lingüísticas, deben conocer la teoría, el proceso y desarrollo del lenguaje. No es casualidad que, hoy, profesionales de salud (más que los profesionales) sean grandes lectores y actores de obras relacionadas con las patologías del lenguaje.
Existe una medicina pedagógica que ya ocupa el espacio dejado por los pedagogos tradicionales cuando están delante de situaciones en que los niños no aprenden a escribir y a leer bien, a pesar de tener las condiciones objetivas ofrecidas para una formación eficaz.
Con la ayuda de esos profesionales de la educación y preeducación lingüística, que se dedican a la terapia del lenguaje, así como al diagnóstico e intervención psicopedagógica, el problema de la dislexia y la disgrafía es soportado, compensado, pero no significa la superación definitiva de las perturbaciones.

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